A mi madre
En el aniversario de tu muerte,
que no puedo olvidar,
te recuerdo con tristeza y amargura,
Porque no te supe disfrutar.
Te fuiste dejando un vacío en mi vida
y no se ha vuelto a llenar.
Por muchos años que pasen,
ya nada será igual.
Recuerdo tu media sonrisa,
tus caricias en mi pelo,
cuando ya estabas tan mal,
un silencio por todo
!Jamás una queja nos dabas!
Sólo era callar.
Todo te venía bien, para ti nada estaba mal.
Pasan los años, la misma congoja,
el mismo dolor que no puedo superar.
Por eso madre querida, sólo me queda rezar.
Poner flores en tu tumba
y pedir perdón por si algo hice mal.
Vivir de aquellos recuerdos en los que tú siempre estás.
Con la sonrisa a medias y esa cara de bondad.
Tu silencio se imponía por no querer molestar.
Te echo mucho de menos por esa gran humildad.
La vida cruel, a veces, es difícil de llevar
y sólo queda paciencia para poderla soportar.
No merecías esa larga enfermedad.
Que sufriste en silencio dando ejemplo de bondad.
Tan activa, trabajadora y esas ganas de luchar.
En una silla de ruedas tres años allí “postrá”
pero tú generosidad fue ejemplo
para los que te pudimos cuidar.
Te fuiste a acompañada de los tuyos.
Y, como toda tú vida, en paz.
Sólo me queda rezar,
por la gran persona que fuiste,
llena de bondad.
Un ejemplo a seguir, y que me hace pensar,
como tú siendo tan buena, lo has pasado tan mal.
Por eso madre querida yo te quiero dedicar
este llanto de mi alma que no puedo callar.
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